Participar en el índice de Bienestar Emocional es un proceso de aprendizaje en sí, y no sólo para individuos, sino también para el éxito y la productividad de tu organización. Con los resultados del test, podrás conocer el grado en el cual te encuentras, el que puede ser:
Se refiere a la satisfacción que experimenta un trabajador al participar de un ambiente de trabajo favorable, donde ve valor en su actividad laboral, tiene oportunidades y desafíos para el crecimiento profesional, y percibe un equilibrio entre su vida personal y laboral. Por otra parte, el bienestar profesional integra la estabilidad laboral que puede alcanzar con su trabajo para tener la posibilidad de llevar una vida sin grandes preocupaciones financieras (Page & Vella-Brodrick, 2009; Rath & Harter, 2010; Putnam, 2015; Slemp et al., 2015; Zheng et al., 2015).
En el ámbito laboral esto implica un sentimiento de pertenencia social, confianza y apego hacia el equipo de trabajo y colegas con los que mantiene una interacción, reconociendo la importancia de las relaciones sociales estables con los demás (Putnam, 2015; Pradhan & Hati, 2019).
Refiere a la percepción del colaborador sobre su vida y experiencia adquirida, sumado a la evaluación su estado actual. Incluye elementos relacionados con la autoaceptación, el crecimiento personal y el propósito en la vida (Page & Vella-Brodrick, 2009; Fisher, 2014; Zheng at al., 2015; Czerw, 2017; Pradhan & Hati, 2019; Hesketh & Cooper, 2019).
Implica la sensación de bienestar al gozar de buena salud, vivir en un estado del cuerpo adecuadamente equilibrado y tener suficientemente energía para hacer las cosas del día a día, por tanto, requiere que el individuo adopte hábitos saludables y realice elecciones inteligentes de estilo de vida con respecto a la dieta, el ejercicio y el sueño (Rath & Harter, 2010; Putnam, 2015; Hesketh & Cooper, 2019).
Lidiar con tecnologías en constante evolución requiere un esfuerzo cognitivo y social, las que pueden funcionar como recursos positivos o demandas obstaculizadoras (Bordi, Okkonen, Mäkiniemi & Heikkilä-Tammi, 2018). El problema es cuando la tecnología demanda más que facilita, ya que genera un impacto negativo en las actitudes, pensamientos y comportamientos del individuo. Por ello es necesario medir las capacidades para un uso eficiente y regulado, que no genere una sensación de preocupación al largo plazo por el incumplimiento de objetivos (Metin, Taris & Peeters, 2016), lo que tiene un impacto directo en la experimentación de bienestar (Tarafdar et al., 2007; Salanova et al., 2013; D'Arcy et al., 2014; Maier et al., 2015).